Julián es un hombre maravilloso; es churro, galante, educado y muy inteligente. Lo conozco desde el comienzo de la universidad. Hemos salido varias veces, nos hemos besado y alguna vez, sin intención me ha tocado las tetas. O por lo menos creo que ha sido sin intención.
Hace un mes que salimos, me gusta mucho, da unos besos maravillosos, hace que me excite mucho y me moje. Si, debo confesar que me motiva. En dos ocasiones anteriores he querido acostarme con él, pero no ha sido el momento ni el lugar.
No es la primera vez que hago el amor con un hombre. Realmente mi primer orgasmo lo tuve con mi mejor amiga y amante Andrea. Me sentí culpable y traté de probarme a mi misma que no era lesbiana. No tengo nada en contra de ellas, ni en contra de los hombres homosexuales, al contrario, ambas situaciones las encuentro excitantes. Tal vez si soy voyerista y me gusta verlo.
Mi primera vez con un chico fue con alguien del colegio; me tenía muchas ganas y yo… yo quería comprobar mi teoría. No fue difícil seducirlo. Los chicos a esa edad tienen las hormonas alborotadas y solo con mostrar un poco mi brassier fue suficiente. Fue en su casa. Sus papás no estaban. Entramos a la sala y lo besé en la boca. Fue como apretar un botón. Inmediatamente sentí como su bulto se endurecía. Instintivamente llevé mi mano y la puse ahí sobre el pantalón. No necesité más.
Me llevó a su cuarto y se quitó la ropa, fue muy torpe, yo me reía de verlo. Se le enredaron los pantalones en el tobillo, no se quitó las medias, casi arranca los botones de su camisa. Al fin se quedó en calzoncillos y se acostó en la cama. Yo aún estaba vestida y lo miraba con sorpresa. Realmente no estaba excitada para nada. Él era un chiquillo y también iba a ser su primera vez. Lo tranquilicé, me quité la ropa delante de él y me acosté junto a él. Yo estaba paralizada del susto y de los nervios. No quería quedar embarazada, yo tenía un condón y se lo di. Ninguno de los dos sabia como se ponía, intentamos de un lado y no desenrollaba.
“Yo lo hago” me dijo el chico. “Yo vi un video en YouTube de cómo se hace”. Eso me confirmó que éramos primíparos en el sexo.
Finalmente logró ponérselo. No se si quedó bien, pero él ya estaba desesperado por iniciar.
Ninguno de los dos sabíamos qué hacer, al fin se me echó encima y yo automáticamente abrí mis piernas. El trató de meterlo, pero no sabía por dónde. Yo estaba sin lubricación y mis labios estaban resecos, casi pegados. Le dije que lo hiciera despacio y tranquilo, que no quería que me lastimara. Con mis dedos separé los labios de mi vagina y la abrí un poco.
Su pene no era muy grande, lo tomé con la mano y lo puse en la entrada de mi vagina. Recordé que cuando Andrea me metió sus dedos usó saliva para lubricarlos -realmente ella no necesitaba lubricarme- Así que hice lo mismo, me mojé mis dedos con mi saliva y moje mi cuquita.
“Despacio”, le pedí
De esa manera me lo metió. Sentí que llegó a la mitad del camino y se detuvo. Yo sentía algo de dolor, pero también era susto.
- “Sigue”, le dije
Hizo un poco de fuerza y sentí un dolor muy fuerte. Solté un grito de angustia y dolor y el chico creyó que era de placer, y empezó a bombear. Cada vez me dolía más, pero quería que acabara ya, que terminara ese momento y librarme de la virginidad. No la quería más. Quería probarme a mi misma que me gustaba el sexo con los hombres.
Afortunadamente no duró mucho. No creo que haya durado mas de un minuto. Su primera vez fue una eyaculación prematura. Por supuesto que yo no sentí nada agradable. No me cogió las tetas, ni me besó, fue muy rápido. Sacó su pene muy rápido y volvió a lastimarme. Se paró de la cama y me dijo:
- “¡Rápido!, vístete, ya casi llegan mis papás”.
Claro que así lo hice, Noté como dos goticas de sangre salían de mi vagina, el dolor era intenso. Fui al baño, me limpié con papel higiénico y puse un poco en mis pantis, como cuando mi primer día del período me llega sin avisar.
Como para la mayoría de las mujeres (aún no conozco a una que me haya dicho lo contrario, pero debe haberla) mi primera relación sexual con un hombre no fue para nada placentera. A veces porque la mujer no tiene experiencia y otras veces, como en mi caso, ninguno de los dos la tenía.
Me sentí mal, triste, defraudada del sexo con los hombres y sobre todo, no sentí ni de cerca, lo que había sentido con Andrea. ¿Será que después de todo si soy lesbiana?
Han pasado casi dos años de esa mala experiencia, pero esta vez fue distinto. o casi.
Como contaba al comienzo, Salgo con Julián desde hace un mes. No lo tenía planeado. Pero hoy hice el amor con él.
Hoy terminamos las clases de la universidad y nos fuimos con unos amigos -incluyendo a Andrea- a un bar a tomarnos unas cervezas. Pasamos muy rico, nos reímos, bailamos, hablamos. Después de un par de horas Andrea dijo que se tenía que ir, y salió con su novio. Si, también como yo tiene novio, y tengo que confesar que me dan celos.
Yo también salí con Julián y nos montamos en su carro. Los dos teníamos nuestras copas encima y los dos estábamos excitados.
- “Quiero hacerte el amor”, me dijo Julián
Yo, entre risa y sorpresa le dije:
- “¿Qué?, ¿Estás loco?”
La verdad es que oírle decirlo fue como un excitante adicional, aunque hice voz y cara de sorpresa, estaba esperando que me lo pidiera.
- “Si, vamos a un motel y después te llevo a tu casa”, me propuso
- “Está bien”, accedí.
Mientras íbamos camino al motel, iba pensando cómo lo haríamos ¿Estaba rasurada?, ¿Aún tenía perfume? Recordaba con un poco de angustia mi primera vez, pero esta vez decidí que yo iba a tomar la iniciativa. Todas esas películas porno que había visto con Andrea o yo sola y me masturbaba, tenían que haber servido para algo.
Al fin llegamos, no fue muy lejos. El ambiente del motel era nuevo para mí. Julián fue muy especial y me llevó a uno bueno y limpio. Nos recibió la señorita y nos llevó a la habitación. Estaba muerta de la pena. Bajaba la cabeza para que mi cabello me tapara la cara. Pensaba que a esos sitios solo iban las infieles y las escorts. Pero en el fondo me daba gusto pensar que era una de ellas. Era como una fantasía. Años después entendí que a esos sitios van todos: novios, parejas, amantes, parejas homosexuales, tríos… de todo. Esta era mi primera vez en un motel
Entramos a la habitación y Julián me besó. Lo hizo como siempre lo hace él: con delicadeza y pasión. Siempre me gustaron sus besos, a pesar de ser hombre me ha sabido arrechar con sus besos.
Como yo había decidió tener el control, empecé a quitarle la ropa. Primero le desabotoné la camisa mientras lo besaba. Él es un poco mas alto que yo. Yo ya me había quitado mis tacones, así que para besarlo me tocaba empinarme un poco. Le quité la camisa y acaricié su pecho. Es algo peludo, pero no mucho. pelitos cortos y delgados, se sentía suave. Besé sus tetillas. No lo había imaginado pero le gustó. De hecho sentí cómo entre mis labios se ponían duritas. No creí que les pasara lo mismo que a nosotras, pero eso me hizo saber que le gustaba. Eso me excitó más.
A pesar de que era una sensación diferente a la que había tenido con Andrea, estaba mojada. Julián siempre lo lograba. Era la primera vez que hacíamos el amor, pero antes me había tocado y había logrado que mi sexo se humedeciera.
Julián tampoco se quedó atrás y me quitó mi blusa. Era una camiseta ceñida. Me gusta que se me vean grandes mis tetas, y a Julián también. Me las mira todo el tiempo, lo he pillado varias veces y cuando se da cuenta quita rápidamente su cara. Cree que no lo noto, pero me gusta que le las mire, que las desee que las imagine en sus manos y en su boca.
Trató de quitarme el brassier pero se enredó, así que le ayudé. Mis tibias tetas salieron y Julián se quedó mirándolas con deseo. Ya las había tocado pero no las había visto. Las tengo operadas, no muy grandes pero si redondas y paradas. Las miró, las toco y las presionó, era como un niño jugando. Se acercó y las empezó a besar. Lo hizo muy bien, con delicadeza y suavidad. Sentí cómo mis pezones se erguían, cómo la piel se me arrugaba, casi que dolía, era una sensación muy arrechante. Mientras las besaba yo abrazaba su cabeza y la oprimía contra mis tetas; casi que se ahogaba entre ellas.
Como dije, yo quería tener la iniciativa así que lo detuve, lo alejé y empecé a besarle el pecho y fui bajando con besos, a veces sacando la lengua, lamiendo su vientre. Su olor cambiaba, ya no era su colonia, era su olor, pero no era desagradable. Al contrario, me hacía sentir que me corazón se agitaba.
Finalmente me arrodillé y mi cara quedó al frente de su pantalón. Besé la cremallera sabiendo lo que había dentro. Y lo dura que estaba. Julián, me tomaba por la cabeza y ponía sus dedos entre mi cabello. Aflojé su cinturón, bajé la cremallera y desabotoné el pantalón. Le quité los zapatos y las medias y saqué el pantalón. Quedó en boxers y podía apreciar ese gran pene como un animal ahí adentro. Metí la mano por encima del caucho y me encontré con esa vergota, grande, gruesa y parada.
Julián estaba definitivamente más dotado que aquel chico con quien perdí la virginidad. La saqué. Mi mano cerrada alrededor de su miembro llegaba casi hasta la cabeza. Subí y bajé mi mano algunas veces y finalmente lo introduje en mi boca. No podía metérmela mucho porque me daba reflejo de vómito; tal vez falta de experiencia. Lo chupé varias veces, le cogí con mis manos las nalgas firmes y peludas para apoyarme.
Me tomó de la cara y me levantó, me besó y me dijo
- “Ven y nos bañamos, quiero estar más fresco y limpio para ti”. Que buen detalle, lo aprecié mucho.
Me acabé de desvestir, Julián abrió la llave de la ducha y mientras calentó el agua, me besó más. Me apretó contra su cuerpo y metía su pene entre mis piernas. Yo sentía cómo los labios de mi vagina lo rodeaban, y estaba tan mojada que ese roce no me producía ningún dolor ni molestia.
Entramos a la ducha. Tomó el jabón, le sacó espuma con las manos y me jabonó las tetas. El agua caliente en mi cuerpo y esas grandes manos en mis tetas se sentían muy bien. Yo también tomé el jabón y recorrí su verga parada y me iba hasta bien atrás para que sus bolitas quedaran en mis manos. Noté que él estaba depilado allá abajo y me pareció muy erótico. La piel era muy suave.
Julián bajó su mano y me refregó con los dedos, sin meterlos. También fue hasta mi ano y con mucha delicadeza lo frotó. Esa también fue una gran sensación, como de morbo, de saber que alguien más me estaba tocando allí.
Aún en la ducha, me dio la vuelta, y enjabonó mi espalda. Luego me abrazó y con sus manos agarró mis tetas, me besó el cuello y sentía como su pene se me metía ente las nalgas, no tratando de meterlo, sino como masturbándose con ellas. Estaba muy grande y duro, dudaba aún si me iba a caber entre mi estrecha y -casi virgen- vagina.
Terminamos la ducha, nos secamos y nos fuimos a la cama, Julián quitó las cobijas, pero yo lo acosté boca arriba. Abrí las piernas y me arrodillé alrededor de su cadera. Yo quería que esta vez fuera diferente, que él sintiera que una mujer lo estaba amando, lo estaba excitando.
Me incliné hacia él y puse mis tetas en su pecho. Besé sus labios apasionadamente, con mis manos tomé las de él y las puse arriba de su cabeza. Lo tenía dominado, todo ese hombre para mí.
Besé sus orejas y suavemente puse mi lengua entre los pliegues, mordisqueaba los lóbulos. Le dejaba un rastro de saliva con mi lengua. Pasaba mis mejillas por las suyas y sentía los pelitos de su barba del día, cómo me raspaban mi cara. Aunque no era una sensación totalmente agradable, me arrechaba saber que tenía un hombre a mi merced. Sentía mi verga tocando mi entrepierna y notaba cómo se movía como intentando meterla en la vagina. Pero era yo quien estaba controlando todo.
Me levanté nuevamente sentada en su pubis. Mis tetas se balanceaban y Julián me las cogió con fuerza. Eso se siente muy bien. Cogí su verga y la puse hacia arriba, me abrí los labios de la vagina y los puse alrededor y empecé a moverme adelante y atrás, como si lo estuviera masturbando con mis labios vaginales. Así lo hice durante varios segundos. Veía como Julián gemía y levantaba su cadera como para hacer mas fuerza y sentirme más. Cada cierto tiempo me detenía, no quería que se viniera aún. Yo quería sentir de alguna manera cómo se venía, cómo su éxtasis líquido y blanco salía de su duro pene
Me di vuelta y quedé mirando hacia atrás. Esta vez tomé su pene y lo guie dentro de mi vagina. Pensé que me iba a doler como en mi primera vez, pero no fue así. Estaba muy mojada, muy lubricada. Sentí como entraba y me expandía la vagina, era una sensación muy excitante. Sentía toda esa hombría dentro de mí. Me senté en su pene, sabiondo que él tenía una vista perfecta donde veía como entraba y salía de mi vagina y tenía todo mi culo para él.
Pe apoyé en sus piernas mientras me movía y sentía cómo me llegaba su verga bien adentro, la sentía como en el ombligo, por dentro.
- “¡Me voy a venir!” Gritó Julián.
Entonces me detuve. Me quedé quieta, no quería que terminara aún. No así. Después de casi un minuto, muy lentamente lo saqué, me di la vuelta y de nuevo lo metí en mi boca. Hice un gran esfuerzo y casi logro metérmela toda. Lo metía y lo sacaba de la boca, con mi lengua acariciaba su cabeza. Durante un momento me concentre en el glande, mientras tomaba el tronco con la mano, como masturbándolo con la mano y la boca.
Se movía más rápido y fervientemente. Me lo saqué de la boca y le dije
- “¡Vente!, quiero sentirla en mi boca, dámela toda, quiero que me des hasta la última gota.”
Parece que eso fue suficiente, esas palabras lo enloquecieron; vi cómo con las manos agarraba las sábanas como para impulsarse más. Me la metía en la boca con mas fuerza y para no ahogarme tenia que echarme para atrás. Duramos en ese proceso unos segundos. No sabía cómo iba yo a reaccionar con su venida en mi boca, pero en ese momento estaba dispuesta a todo. Quería demostrarle a Julián y a mi que soy una mujer, una hembra, capaz de satisfacer a cualquier hombre, a desear y ser deseada.
Finalmente llegó el momento! Julián se vino con una fuerte explosión en mi boca. Sentía el semen caliente, su pene tenía contracciones violentas y con cada una de ellas me botaba un poco más. Creo que se tomo muy a pecho eso de “hasta la última gota”, porque allí la deposito. Mi boca estaba llena, pero no estaba dispuesta a pasármelo; aún no estoy lista para eso, tal vez me de nausea y no quiero que el momento se dañe.
Pero no saco su pene de mi boca, sigo chupándolo y abro un poco los labios. Su semen cae por el tronco de su pene, hasta que sale todo de mi boca.
Finalmente me detengo y lo saco de mi boca. Sigue parado, pero ya no tan duro. Julián estaba aun con la respiración agitada y su ojos cerrados como si hubiera corrido una maratón. Entre su cansancio unas pocas palabras salieron de sus labios:
- “Qué polvazo, nunca había sentido esto. Eres una mujer muy arrecha”
¡Lo sabía! Sabía que era capaz de hacer sentir a un hombre un gran placer sexual. No había tenido la experiencia, pero era un gran comienzo.
Ahora me tocaba a mí, era mi turno para sentir algo especial. Vamos a ver si Julián es capaz de hacerme sentir algo como Andrea lo hizo. Por lo pronto me gustó mucho, me sentí muy arrecha de ver a mi novio así de excitado, teniendo un orgasmo majestuoso y lo mejor diciéndome que yo era la mejor. No se cuantas mujeres haya tenido Julián, pero ya se que soy mejor que todas las que ha tenido. Me llena de orgullo
Lo único malo de todo eso, es que se me complicó más la vida. Andrea me hizo sentir grandes cosas: Mi primer orgasmo, la dulzura y suavidad de la piel de una mujer, saber donde tocar, cómo y cuánto. Pero me gustó también dar placer hoy. Y sentir todo ese placer que Julián sintió, en mi boca.
Creo que mi decisión acerca de hombres o mujeres va a tener que demorarse un tiempo. Voy a darle unos minutos a Julián para que se recupere. ¡Ahora quiero yo!
Cassiopeia ...
Ver menos